Mi visita al Archivo Histórico Provincial de Sevilla
El pasado Miércoles 9 de Noviembre tuvo lugar la visita programada al Archivo Histórico Provincial de Sevilla. La clase de acceso y uso a la información histórica de la Universidad Pablo de Olavide presenció en primera persona el trabajo de archivista, de la mano de dos fantásticas guías que nos mostraron algunas piezas documentales, así como las cámaras en las cuáles se guardan los documentos.
Fachada del AHPS. 1 |
Elaboración propia |
Algo que me fascinó de sobremanera es su arquitectura. Durante nuestra visita pudimos apreciar el señorial interior del edificio. Guiándome por mis sentimientos, vi un espacio elegante, claro y abierto, al mismo tiempo que se hacía denotar el aire de solemnidad propio de un edificio dedicado a la administración pública. Es esta fusión de arquitectura per se y el uso administrativo de las mismas algo que realmente admiro en algunos edificios de Sevilla. Creo que la cultura rápida, las cuadriculadas y metálicas oficinas y burós de muchas plantas a los que hemos acostumbrado nuestros ojos, y la ingeniería urbana de las masas, han dotado de un evidente carácter brutalista a toda aquella estructura relacionada con lo público. Esto último me parece una tendencia arquitectónica que surge por inercia, los valores de lo público reflejados en la arquitectura no tienen otro destino más del que ser estériles, neutros, cuadrados y prácticos, por eso, ver un edificio de tal envergadura dedicado a la gestión pública. Pensé que es un oficio muy interesante a llevar a cabo y el gusto que debe ser trabajar en un lugar así.
Dentro del archivo nos fueron mostradas cartas notariales, legajos, tratados sobre cerámica y azulejos, paneles arquitectónicos del patio de las doncellas del Alcázar de Sevilla, y bellísimas y muy conservadas ilustraciones que acompañaban al texto, algunos de los documentos eran de personajes ilustres, como el presidente republicano Manuel Azaña. Me sorprendió la calidad de las imágenes y la capacidad de conservación de las mismas, y me interesé por el oficio de la conservación de patrimonio histórico a raíz de ello.
En uno de los pisos, mientras nos mostraban estos documentos, veíamos al otro lado del pasillo a un hombre digitalizando tranquilamente unos libros de apariencia vieja. Me pareció una labor muy interesante.
El corazón del lugar realmente eran los depósitos del archivo. No eché ninguna fotografía porque no pudimos entrar, pero el lugar era una especie de habitáculo en el que mediante poleas en compactas y modernísimas estanterías se guardaban carpetas de distintos colores y numeración. Las puertas laterales de cada piso conducía a una especie de oficina, donde se examinaban minuciosamente los documentos que posteriormente se registrarían. Me llamó la atención que en algunas de ellas les presidía un atrio con un guardia de seguridad en el interior, y le dió al lugar un toque hollywoodense (¿por qué había guardias en los despachos?) como si alguien fuera a entrar al lugar a llevarse algún libro oculto, prohibido, o como si estuvieran analizando algún documento muy controversial que nunca será hecho público... Aunque posiblemente sea para evitar el hurto de los trabajadores y ofrecerles seguridad. Creo que sería una buena temática de película.