El inexpugnable deseo humano de conocer ulterior lleva siendo objeto de nuestra admiración por siglos. Como aquella vez que miramos al cielo y quisimos conquistar su astro nocturno, o aquellas veces que nos preguntamos que había después de este sueño que es la vida, e imaginamos dioses bondadosos, solemnes y dominantes que desde el cielo controlaban los elementos y la vida a su antojo, o aquella vez que se nos metió la redondez del mundo entre ceja y ceja y por lo agudo de la curva nunca llegamos a pensar que había algo más allá del cabo de finisterre. Siempre pensé que, llegar a la luna tiene mérito, pero ¿Qué hay de descubrir un pedazo de tierra en el pedazo de tierra sobre el que te sostienes a la deriva?, quiero decir, la luna estuvo siempre ahí, desde que es luna, nunca nadie dudó de su existencia (¿O si?) pero de América no se sabía nada, porque para Europa sencillamente no existía nada más allá del atlántico, lo que tiene más delito, porque es en casa propia y no ajena.
Fue esta decisión de conocer lo que hay después de lo conocido la que llevó a Magallanes y sus hombres a encontrar una nueva ruta para conseguir especias, con lo poquito que se sabía sobre la redondez de la tierra, alguna que otra isla, ninguna carta de navegación, y un puñado de valentía.
Fueron 239 tripulantes y 5 navíos los que pretendían buscar una ruta alternativa para el comercio de especias. Los portugueses, que dominaban el comercio por África, dominaban la ruta más corta, y es por este motivo que fue necesaria la búsqueda de una ruta alternativa. Y así, el diez de Agosto de 1519, salieron desde el Guadalquivir los cinco navíos hacia Sanlucar de Barrameda, donde iniciarían su larga trayectoria hacia las islas de las especias. Así, navegaron hacia Tenerife y de allí fueron a la deriva hacia Brasil, pasaron por la Patagonia argentina. Allí el viaje se hizo angosto, y tras varios motines y consecutivas ejecuciones, la flota se redujo. Además, habían perdido una de las naves, las provisiones escaseaban y hacía frío durante el invierno en la Patagonia argentina. Solo tres naves cruzaron el conocido como estrecho de Magallanes, y una de ellas se sublevó y volvió a Sevilla. Finalmente, llegaron a las islas Filipinas, a Sàmar, donde tuvieron que enfrentarse a un ejercito de indígenas que acabaron con la propia vida de Fernando de Magallanes, el capitán de la expedición. Fue en estas circunstancias que Elcano tuvo que tomar control de la flota para volver a Sevilla, y así lo hicieron, trayendo un cargamento de valiosas especias.
La historia contada arriba ha sido algo edulcorizada. Por lo evidente de la desconcertante situación de caminar sin rumbo hacia tierras remotas y desconocidas, la tripulación pasó hambre, tuvo que comer cuero, serrín, y con suerte Ratas, roedor por el que se pagaban altas cantidades a bordo durante las hambrunas más severas. Además, en esta historia cuasi piratesca, no faltan elementos característicos como los fuegos fatuos que veían durante las tormentas eléctricas en el mástil del barco, o las visiones delirantes de los marineros, deshidratados y malnutridos. Mi fenómeno favorito es el llamado fuego de San Telmo. Ocurre en los días de tormenta eléctrica, durante los cuales el aire se ioniza y genera un plasma de baja intensidad en las proas de los barcos, además de desviar el campo magnético de las brújulas. Se dice que, una vez abandonado Tenerife durante el cruce del atlántico, un fuego de San Telmo acompañó a los marineros por más de dos horas, y que justamente antes de desaparecer se hizo extremadamente brillante, cegando a la mayoría de la tripulación que suplicaba clemencia. Esto levantó la moral de los tripulantes, que se sintieron bajo la protección de su patrono.
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Representación barroca de San Telmo, patrón de los mareantes, en un tríptico de la antigua casa de la contratación, en Sevilla. Porta una calavera y un cirio. 1 |
Actualmente, en nuestra ciudad, Sevilla, de la cual partió la flota completa,
se celebra un evento en homenaje al 500 aniversario de la vuelta al mundo Magallanes-Elcano. Desde Junio del año 2022 hasta Diciembre de este mismo año, se dan charlas sobre sostenibilidad, navegación, exposiciones sobre la empresa de la vuelta al mundo, e incluso, se encuentra una réplica a tamaño real de la nao victoria, la nave que consiguió volver a Sevilla.
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Réplica de la Nao Victoria a la orilla del Guadalquivir. 2 |